martes, 31 de julio de 2012

Un discurso bastante tímido

Voy creyendo que el Presidente Ollanta Humala Tasso, de haber sido un felino en tiempos pasados, cuando amenazaba a la oligarquía criolla y de afuera también, con temas de nacionalización a las empresas del gran capital, al puro estilo de su entrañable amigo Hugo Chávez Frias, hoy no es más que un minino incapaz de atacar a nadie, si tomamos en cuenta la actitud parsimoniosa y tolerante ante los desenfrenos de un Gregorio Santos, que por poco gesta un golpe de estado. No se crea que Ollanta Humala Tasso es de derecha, pero tampoco es de zquierda. Es un nacionalista sin nación y noción de lo que verdaderamente cree ser. Sin embargo, encontrándose en el Poder, tiene algunas satisfacciones que demostrar ante su electorado de los rincones del ´Perú, o los llamados excluidos que hay por todas partes en nuestro país, especialmente en la capital de la República (Lima), del que nadie quiere darse cuenta. Por ello, dirigiéndose a ese sensible electorado suyo, les ha trasmitido un mensaje inclusivo a sus intereses, ayudarlos con programas de asistencia social como brindar desayunos y almuerzos en colegios rurales y andinos, además de boletear con vales de descuento por la suma de S/16.00NS, que el Gobierno subvencionará en la compra del gas doméstico. Vales parecidos al otrora llamado dolar muc. Además de "Pensión 65", algo parecido a lo que el ex presidente Alejandro Toledo, también ofreció este tipo de asistencia a sectores emprobrecidos. Lo que realmente, la mayoría de peruanos quería escuchar era el ansiado aumento de sueldos y salarios. Esto último es lo que ha generado malestar en un gran sector de la población. Es por ello que el ciudadano de a pie, califica que este mensaje ha sido un fiasco, y quizás el peor. Para la clase empresarial rica, es un mensaje alentador cuidando sus intereses de capital. Más aun cuando el mercado internacional, para temas de exportación, está en decadencia por los problemas financieros de la Gran Europa. Por eso digo y afirmo, que el Presidente emitió un discurso tibio y tímido, que no hace sino preocupar lo que más adelante podría suceder.